LA ARTROSIS EN NUESTRAS MASCOTAS
Ya se acerca el invierno y con la llegada del frío y la humedad, empeoran el dolor y las molestias provocadas por las enfermedades degenerativas de las articulaciones. Con motivo de la llegada de la temporada gélida a nuestro país, os hemos preparado esta entrada del blog en la que os explicaremos en qué consiste esta patología, que factores influyen en su aparición y hacen que su clínica empeore y qué podemos hacer para mejorar la calidad de vida de los pequeños que padecen artrosis durante el invierno.
La Osteoartritis (OA), comúnmente conocida como artritis, es una enfermedad inflamatoria y degenerativa del cartílago articular, que cursa con dolor crónico y puede disminuir considerablemente la movilidad y bienestar de los animales que la padecen. En el perro, es la forma más común de enfermedad articular, y se trata de una patología compleja y progresiva de las articulaciones sinoviales que se caracteriza por la degeneración del cartílago articular y por la formación de hueso nuevo en los márgenes articulares.
Pero antes de entrar en detalles sobre la enfermedad vamos a explicar qué es un articulación sinovial, para que todos podamos seguir el texto.
Las articulaciones sinoviales son las más frecuentes en el cuerpo y constituyen las uniones entre dos o más huesos. La función principal de las articulaciones es formar estructuras de unión entre los componentes del esqueleto y permitir el movimiento del cuerpo. Por así decirlo, son las bisagras que le dan movilidad a nuestro esqueleto.
Están formadas por los extremos de los huesos que permanecen unidos mediante tendones y ligamentos. Los extremos de estos huesos están recubiertos a su vez por un cartílago y los rodea y protege una cápsula articular, recubierta a su vez de otro cartílago. En el interior de la cápsula se encuentra un fluido denominado líquido sinovial que produce la propia membrana de la cápsula. Este líquido sinovial evita que la fricción, ligada a los movimientos, lesionen el hueso y el cartílago que lo recubre en los extremos. Además permite nutrir este cartílago que no tiene irrigación propia.
Figura 1: Imagen de un articulación en la que se detallan los componentes de la misma. No se observan en la misma las uniones óseas mediante los ligamentos.
¿En qué consiste la osteoartritis?
La artrosis aparece por desgaste del cartílago articular y del hueso en el interior de la
cápsula. El cartílago que recubre el extremo de los huesos es el encargado de amortiguar los choques entre los extremos óseos cuando se produce el movimiento. La artrosis aparece cuando se produce un desgaste en este cartílago protector que provoca que éste desaparezca. Se trata, por tanto, de una enfermedad compleja y progresiva que produce una lo que denominamos una degeneración en el cartílago articular. Una vez iniciado el proceso de degenarción, el organismo del animal afectado intenta corregir la falta de cartílago produciendo nuevo tejido óseo en los márgenes articulares en los que se ha perdido el cartílago. Estas neoformaciones óseas de denominan osteofitos, y en lugar de ayudar, solo sirven para empeorar la situación inicial porque incrementan la fricción y los roces en la articulación. Esto provoca uno de los principales signos clínicos de la artrosis, el dolor severo (Johnston SA, 1997).
Las articulaciones más frecuentemente afectadas por este problema son el codo, la muñeca (el carpo), la rodilla, la columna y la cadera. Figura 2: Esquema de las lesiones que se producen en una articulación con osteoartrosis.
Figura 3: Imagen comparativa de una articulación normal, a la izquierda y una con un proceso de degeneración articular conocido como osteoartrosis.
¿A qué animales afecta?
La osteoartritis canina es la enfermedad articular más común en los perros, afectando a más del 20% de los canes mayores de un año de edad. Aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en perros de edad media y avanzada. Por otro lado, el 45 % de los perros de raza grande o gigante padece OA.
Con respecto a los gatos, afecta sobre todo a los individuos mayores, ya que, según los estudios realizados, el 90 por ciento de los gatos mayores de 12 años la padecen (Hardie, 2002). A pesar de una prevalencia tan elevada en felinos de edad avanzada, la artrosis en el gato suele pasar inadvertida porque el animal enmascara muy bien los síntomas.
¿Qué causa la osteoartritis en perros y gatos?
Generalmente la osteoartritis es debida a una causa secundaria. Es decir, es una lesión o patología articular previa la que la desencadena. Por ejemplo un traumatismo que provoque una inflamación de la articulación como el que se produce cuando se rompen los ligamentos cruzados o se luxa la rótula en la rodilla, enfermedades del desarrollo como la displasia de cadera o de codo, una infección de la articulación, una alteración del sistema inmune o el ejercicio físico intenso y excesivo pueden ser el punto de origen de la degeneración articular (Brandt KD. et al., 1991; Innes J. et al., 1998).
Factores que predisponen a su aparición:
Existen algunos factores que precipitan y gravan el desarrollo de la osteartrosis. Algunos de estos factores predisponentes son:
- La obesidad es uno de los factores de riesgo más importantes para la osteoartrosis canina ya que el exceso de peso provoca una mayor presión sobre las articulaciones (Kealy RD. et al., 1997).
- La predisposición genética de algunas razas de perros como por ejemplo el Pastor Alemán o el Labrador Retriever.
- Lesiones en otras estructuras u órganos que predispongan al movimiento forzado de las articulaciones.
Síntomas:
El principal signo de osteoartritis en perros es la cojera episódica. Es una cojera que no se manifiesta continuamente y aparece en frío (es decir, se observa al inicio del movimiento y mejora con la actividad). Los animales presentan dolor al manipular la extremidad afectada y desarrolla una pérdida de masa muscular en la misma pues evita cargar peso sobre ella. Puede aparecer hinchazón en la zona articular afectada. En los casos de artrosis grave el animal muestra dificultades para incorporarse, sentarse o tumbarse y para moverse.
Los síntomas que podemos observar en los gatos con artrosis, son diferentes a los que observamos en perros. Esto se debe a que en los gatos el dolor provocado por la osteoartrosis generalmente no produce cojera, sino cambios de comportamiento (Lascelles BDX, 2010). Los felinos con artrosis duermen más, interaccionan menos con su entorno, pueden dejar de asearse y, sobre todo, se suben a alturas menores de lo que hacían antes. (Samantha Lindley, 2007)
Diagnóstico:
La historia clínica y los síntomas pueden ser sugestivos de la enfermedad. Sin embargo, es muy importante saber que no todas las cojeras en animales son de origen traumatológico. Los animales también cojean y tienen dificultades para levantarse y moverse cuando presentan una lesión de origen neurológico. Esto hace que la exploración veterinaria sea imprescindible para hacer un buen diagnóstico de la patología y poder poner así el tratamiento adecuado.
Para diagnosticar lesiones ortopédicas los veterinarios seguimos un protocolo que incluye pruebas diagnósticas complementarias, entre las que se incluyen la exploración física del animal despierto y bajo sedación y la realización de radiografías de la zona afectada bajo sedación del paciente. La sedación es necesaria en la mayoría de las ocasiones porque el dolor que siente el animal no permite que lo coloquemos en la posición adecuada para poder valorar todas las estructuras articulares y realizar un diagnostico apropiado.
¿Qué podemos hacer para prevenirla?
La prevención es el mejor tratamiento en la enfermedad articular degenerativa. Para ello os damos algunas recomendaciones para que tengáis en cuenta y apliquéis a lo largo de toda la vida de vuestros pequeños.
En la etapa de cachorro una correcta alimentación, con los niveles correctos de energía, vitaminas y minerales será muy importante. Para ello es fundamental darle un pienso de buena calidad. En el marcado existen una gran variedad de piensos formulados por veterinarios nutricionistas que contienen todos los elementos que necesita un cachorro y que tienen en cuenta la raza, el ritmo de crecimiento del animal (porque no todos los cachorros crecen igual) y la edad del mismo. Alimentando al perro y al gato con un buen pienso de alta gama, no será necesario suplementar con calcio u otros compuestos vitamínicos, pudiendo ser incluso perjudicial, pues esta práctica producirá un desequilibro en el balance global de los nutrientes que recibe el animal. Además deberíamos evitar el ejercicio excesivo hasta que el animal este bien formado, especialmente en las razas grandes o gigantes.
En la etapa adulta, el control de la obesidad será el pilar de la prevención, pues es fundamental evitar la sobrecarga de presión en las articulaciones para no dañarlas. Se deberá administrar un alimento adecuado a las necesidades reales de nuestra mascota. No tienen las mimas necesidades un perro activo o uno sedentario, una gato que tiene acceso al exterior que un gato que no sale de casa; tampoco tienen las mismas necesidades un animal castrado y uno entero. Por último recordaros que las hembras tienen mayor tendencia a la obesidad que los machos (para saber más sobre este tema podeís leer la entrada sobre obesidad en este mismo blog). Por otro lado, el ejercicio moderado permitirá que en animal mantenga el tono muscular adecuado y ayudará a prevenir el desarrollo de patologías articulares y ortopédicas.
Una vez que se ha iniciado el proceso de degeneración articular no es posible "curar" al animal. Lo único que podemos hacer retrasar en la medida de lo posible su avance y mejorar la calidad de vida del animal que lo padece mediante tratamientos médicos, suplementos nutricionales y ejercicios de rehabilitación que ayudarán a mejorar la musculatura y la fuerza de las extremidades artríticas. El control del peso será también fundamental para mejorar la calidad de vida de los perros que padecen este problema ya que es muy importante para reducir la carga que deben soportar huesos y cartílagos. No olvidéis que todos estos tratamientos de soporte deben llevarse a cabo bajo la supervisión de un veterinario.
BIBLIOGRAFÍA
Brandt KD, Myers SL, Burr D, et al. Osteoarthritic changes in canine articular cartilage, subchondral bone, and synovium 54 months after transection of the anterior cruciate ligament. Arthritis Rheum. 1991;34(12):1560-1570.
Hardie, E. M., Roe, S. C., & Martin, F. R. (2002). Radiographic evidence of degenerative joint disease in geriatric cats: 100 cases (1994–1997). Journal of the American Veterinary Medical Association, 220(5), 628-632.
Innes J, Sharif M, Barr A. Relations between biochemical markers of osteoarthritis and other disease parameters in a population of dogs with naturally acquired osteoarthritis of the genual joint. Am J Vet Res. 1998;59(12):1530-1536.
Johnston SA. Osteoarthritis. Joint anatomy, physiology and pathobiology. Vet Clin North Am Small Anim Pract .1997; 27(3):699
Kealy RD, Lawler DF, Ballam JM, et al. Five-year longitudinal study on limited food consumption and development of osteoarthritis in coxofemoral joints of dogs. JAVMA. 1997;210(2):222.
Lascelles BDX. Feline osteoarthritis. Vet Surg. 2010; 39(1):2- 13.
Samantha Lindley. Recognising pain in cats. A Challenge for our times. MOSAIC, Metacam Symposium on Arthritic disease In Cats. June 1-3 2007.