CONAN, UN HÉROE EN APUROS
Cuando la dueña de este pequeñín de sólo 3 kg llamó por teléfono para pedirnos cita, estaba muy preocupada, porque Conan no podía orinar. Lo intentaba incansablemente pero no era capaz. No había orinado desde la noche anterior. Su propietaria nos contó que había sido diagnosticado de piedras en la vejiga de la orina unos meses antes y que ésta era la segunda vez que se obstruía. Además, ya estaba en tratamiento dietético para prevenir la formación de nuevos cálculos. En el mercado existen varias marcas comerciales que formulan piensos específicos para tratar determinadas patologías, tanto en perros como en gatos. Pero todos son de prescripción veterinaria (es decir, necesitan receta) y debe ser un compañero el que determine la necesidad de iniciar una dieta de este tipo, pues su uso innecesario podría acarrear otros problemas de salud.
Efectivamente, Conan tenía síntomas de obstrucción uretral. Estaba deshidratado, decaído, no había querido comer ni salir a la calle ese día. En cuanto a la exploración física, este pequeñín presentaba una vejiga de la orina muy distendida, dura y dolorosa, ya que la obstrucción uretral era completa. Con mucho cuidado y paciencia, conseguimos sondarle, vaciar la vejiga y estabilizarlo. En el sondaje de este tipo de pacientes hay que ser muy cuidadoso pues uno de los riesgos de la desobstrucción manual es la rotura de la vejiga que, como seguro ya imagináis, es una complicación grave. Además, la manipulación de la zona debe ser cuidadosa porque en el caso de los machos, la piel del escroto es muy delicada y por los tirones y apretones para intentar empujar las piedras de nuevo a la vejiga de la orina, podemos provocar hematomas, infecciones e incluso torsiones testiculares.
En algunos casos es necesaria la sedación de los pacientes, que tiene mayores riesgos ya que están debilitados por la azotemia que presentan. Este problema se caracteriza porque no se pueden eliminar las sustancias de desecho que se producen durante el metabolismo normal debido a la obstrucción. La acumulación de estas sustancias en sangre produce un cuadro de intoxicación que pone en peligro la vida del animal. Por suerte, en el caso de Conan, no fue necesaria la sedación; un anestésico local aplicado en la sonda urinaria fue suficiente para desobstruirle.
Radiografía abdominal de Conan en la que se visualizan los cálculos y la arenilla con densidad mineral en el interior de la vejiga de la orina. Se observa también pequeños cálculos ventrales al hueso del pene.
Tras el sondaje obtuvimos gran cantidad de orina con mucho sedimento y pudimos confirmar que había cristales de oxalato cálcico. El oxalato cálcico es una sustancia que se elimina en la orina de forma natural, como producto de desecho del metabolismo normal y que, si se acumula en grandes cantidades, forma cristales. Además, si esos cristales permanecen el tiempo suficiente en la vejiga, llegan a compactase y forman cálculos. Si los cálculos adquieren el tamaño suficiente pueden quedar bloqueados en el trayecto uretral y provocar una obstrucción parcial o completa. Las obstrucciones son peligrosas y constituyen una urgencia médica puesto que provocan el cuadro médico descrito en el párrafo anterior.
Puesto que el riesgo de reobstrucción era muy elevado, tras la estabilización del paciente, se planteó llevar a cabo el tratamiento quirúrgico. Esté tratamiento consistió en realizar una incisión en la vejiga de la orina para limpiar y eliminar todos los cálculos y la arena que contenía. Bajo estrictas condiciones asépticas se realizó una incisión en el abdomen que permitió el acceso a la vejiga. Tras ser exteriorizada y aislada con gasas, se incidió ésta y se procedió a realizar lavados con suero fisiológico hasta asegurar que el tracto urinario inferior estaba totalmente limpio de restos.
Imagen del cálculo que obstruía la uretra de Conan y de las pequeñas y múltiples concreciones que lo acompañaban (“arenilla”).
Radiografía abdominal postquirúrgica en la que se observa la vejiga de la orina sin cálculos ni arenilla.
Según varios estudios, incluso los cirujanos más experimentados fallan en el 15% de los casos en eliminar todos los cálculos1,2. Por ese motivo, tras la cirugía debe hacerse otra radiografía para asegurar que se han eliminado el 100% de las piedras.
La cirugía fue todo un éxito y este pequeño se recupera ahora con los cuidados y los mimos de sus propietarios. Por desgracia no le gusta mucho posar para la cámara y en esta foto sale un poco movido con su collar isabelino reflectante.
Desde aquí, aprovechamos para agradecer a los dueños de Conan la confianza depositada en nuestro equipo.
¿Sabías qué…?
Los cálculos de oxalato son los segundos más frecuentes en perros y gatos, por detrás de los cálculos de estruvita3,4,5. Juntos suponen hasta el 85% de los cálculos en estas especies (50% estruvita y 35% oxalato). Este tipo de cálculos es más frecuente en machos y se cree que se debe a un aumento de la producción de oxalato por parte del hígado mediado por la testosterona. Las razas de perro más frecuentemente afectadas son Shit-tzu, Schnauzer Miniatura, Bichón Frisé, Caniche miniatura, Lapsa Apso y Yorkshire Terrier6,7,8.
Por desgracia, a diferencia de los cálculos de estruvita, los cálculos de oxalato cálcico no se deshacen con tratamiento médico; la medicación y la dieta específica solo evitan la formación de nuevos cálculos, pero no pueden eliminar los que ya existen. Sin embargo, es muy importante seguir la dieta de forma rigurosa tras la intervención porque el índice de recidiva (reaparición) de los cálculos tras la primera cirugía, se encuentra entre el 50% y el 60% de los casos a los 3 años9.
Finalmente, tras la cirugía, siempre está recomendado el análisis de la composición de los cálculos porque en ocasiones no coinciden la composición de los cristales y la de las piedras o incluso, hay piedras de composición mixta. El tipo de cálculo determinará el tipo de dieta y el tratamiento médico para prevenir la formación de nuevos cristales y cálculos.
BIBLIOGRAFÍA:
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